Acerca de Urología Pediátrica
Esta información tiene como único fin servir de descripción general y no debe considerarse como consejo médico por parte de Health-Tourism.com. Cualquier decisión sobre los tratamientos médicos, asistencia o recuperación se debe hacer únicamente tras una consulta adecuada y el asesoramiento de un médico cualificado.
¿Qué es la urología pediátrica?
La urología pediátrica es la rama de la medicina que se ocupa de los trastornos del sistema urinario y los órganos reproductores de los niños. Los urólogos pediátricos se centran en las necesidades especiales de los niños, las cuales a veces son potencialmente delicadas y embarazosas en relación con los genitales y los problemas de micción. A menudo utilizan equipos especialmente diseñados para los niños para que se relajen y cooperen.
¿Qué tipo de formación tienen los urólogos pediátricos?
Los urólogos pediátricos tienen al menos cuatro años de estudios de medicina, un año de internado quirúrgico, un mínimo de tres años adicionales de residencia en urología general y un año adicional de especialización en urología pediátrica. Un urólogo pediátrico debe dedicar al menos la mitad de su práctica a los problemas urológicos de bebés, niños y adolescentes.
Afecciones urológicas pediátricas
Existe una variedad de afecciones urológicas pediátricas que afectan las vías genitales y urinarias. La mayoría de las veces, estas están presentes al nacer y se diagnostican desde la etapa prenatal o en la infancia. Como tal, son tratadas y resueltas en las primeras etapas de la vida, a veces mediante la reconstrucción quirúrgica. Sin embargo, la afección algunas veces se adquiere durante la niñez.
Infección de las vías urinarias: ocurre con más frecuencia en las niñas que en los niños. Se caracteriza por un cambio en los patrones urinarios, sangre en la orina o un olor inusual en la misma.
Hidrocele: se produce cuando se acumula líquido en el saco escrotal.
Hidronefrosis prenatal: se produce cuando el riñón se agranda debido al líquido antes del nacimiento. Se suele diagnosticar mediante una ecografía prenatal.
Testículos no descendidos: es una condición en la cual por lo menos un testículo no se desplaza al saco escrotal a medida que el feto masculino se desarrolla; en muchos casos, esto se resuelve por sí solo, durante el primer año de vida.
Vejiga neurogénica: es un trastorno que resulta de la interferencia en las vías nerviosas que envían señales a la vejiga con respecto a la micción.
Reflujo vesicoureteral: es una condición que a menudo se diagnostica durante una ecografía prenatal o después de una infección de las vías urinarias, en la cual la orina de la vejiga regresa al uréter.
Hernia: Se presenta cuando un órgano se desplaza y sobresale a través de los tejidos de un área debilitada.
Hipospadias: es una afección congénita, en la cual la abertura de la uretra (el tubo que lleva la orina desde el cuerpo) se encuentra en la parte inferior del pene y no en la punta. Generalmente se diagnostica durante la infancia.
Enuresis nocturna: implica mojar la cama más allá de la edad a la que se espera que un niño permanezca seco. Se cree que la causa es un retraso en el desarrollo de la vejiga y, por lo general, algo que el niño supera.
Espina bífida: ocurre durante el desarrollo fetal con un defecto del tubo neural en el cual el tejido que rodea la médula espinal no se cierra correctamente.
Obstrucción de la unión ureteropélvica: es el bloqueo del flujo de orina en el área donde el uréter se encuentra con el riñón.
Hidronefrosis: es una afección donde una obstrucción en las vías urinarias causa hinchazón de los riñones.
Tratamientos
Los tratamientos para las afecciones urológicas pediátricas se adaptan a las necesidades únicas de cada niño. Los tratamientos incluyen manejo médico, modificación de la conducta y cirugía. Cuando se requiere cirugía, se utilizan técnicas mínimamente invasivas y cirugía asistida por robots. Esto garantiza un mínimo de dolor, cicatrices y tiempo de recuperación.
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